lunes, 6 de noviembre de 2017

Pinamar : la belleza de las historias casuales

Nos encontramos en Pinamar (ciudad costera de Argentina) donde llegan dos hermanos: Pablo y Miguel para vender el apartamento de su fallecida madre, lo que en principio parecía un viaje muy rápido para concluir con esta tarea se complica por la aparición de Laura; una amiga de infancia de los chicos ya que ambos se sienten atraídos por ella.

Si bien la muerte de la madre de los muchachos es el eje central de la película, la historia no nos es contada desde este punto, el problema se descubre un poco después del inicio del filme, así mismo la relación entre los personajes no se puede asumir desde la primera escena pues no hay imágenes que nos den indicios de lo que será la trama, la película nos arroja de entrada a un momento particular en la vida de los personajes, como si uno estuviese allí siendo testigo de la vida de un problema casual de personas casuales que no muy difícilmente encontraríamos en el mundo.

El filme busca sincronizarnos emocionalmente con Pablo, quien parece ser el más afectado de los dos hermanos, o eso se puede interpretar debido a varios aspectos formales del filme, como la fotografía compuesta por muchos planos generales que nos muestran a las personas pequeñas enfrentadas a la amplitud de su entorno, usualmente del mar, también el azul está muy presente en casi toda la película, que si bien contribuye a la atmósfera marítima de la ciudad donde se ambienta la historia, también imprime cierto carácter melancólico.

 Por otra parte los diálogos o más bien la falta de estos, igualmente contribuyen a la carga emocional del filme, pues parecen estar reducidos a momentos claves de la historia, momentos donde se deban revelar cosas importantes o la interacción visual y corporal de los personajes  no baste, de lo contrario nos encontramos con tales tomas tristes que se complementan con las interpretaciones pasivas de los personajes, incluso el papel de Miguel ,que a diferencia del retraído y tímido Pablo es extrovertido y alegre, no logra inundar las escenas con su emoción.

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Lo apacible del filme parece cambiar hacia el final, cuando Pablo decide no vender el apartamento, cuando en un choque emocional de la nada cambia de parecer, de la opinión de la que se aferraba desde el principio, cuando al final logra hablar y ser honesto con su hermano y consigo mismo, sobre sus sentimientos, lo que significa el apartamento en Pinamar y lo que siente por Laura.

Al final del filme nos quedamos contemplando un plano general aéreo desde donde podemos distinguir a Laura y Pablo entre la gente, ¿y qué mejor escena para materializar lo que es el filme? Pues esto es Pinamar, una historia real de cualquier persona en el mundo, no hay pretensiones, no hay efectos exuberantes, ni diálogos brillantes, solo personas con las que nos podemos identificar.









1 comentario:

  1. No queda muy claro por qué como espectadores nos sincronizamos emocionalmente con Pablo. Y de nuevo, falta un enlace con el tema que planteas, la casualidad, que me parece interesante. 4.5

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