Un ladrón que perdura en el tiempo
Es increíble encontrarnos con una película que después de 69 años, sigue mostrándonos una realidad a la que todavía nos vemos enfrentados.
El ladrón de bicicletas (1948), una obra del cine italiano dirigida por Vittorio De Sica. Un fiel reflejo del neorrealismo italiano (época dorada): movimiento caracterizado por mostrar fundamentalmente la vida de la clase pobre y trabajadora en Italia, además no contar con un set de grabaciones, prefiriendo lugares abiertos y cotidianos, en donde actores sin ninguna experiencia son los principales protagonistas.
Sin duda, una película que vale la pena ser vista y analizada, ya que marcó y sirvió como fuente de inspiración para varios directores posteriores.
Pareciera que todavía siguiéramos en guerra, tal vez no como aquellas guerras tan atroces que se vivieron en el siglo XX, pero sí en una batalla por la supervivencia. ¿Cuántos de nosotros no hemos sido víctimas de un atraco en Bogotá? El ladrón de bicicletas puede ser identificado como aquella persona a la que en consecuencia a sus circunstancias le haya tocado aceptar cualquier tipo de trabajo debido a la difícil situación económica en la que se encuentra.
Hoy tal vez no nos pidan una bicicleta para trabajar, pero sí una moto, sin embargo, curiosamente la bicicleta ha tomado un rol tan importante, que es el medio principal de transporte de muchas personas que habitan en esta ciudad y que buscan ahorrar un dinero a la vez de encontrar una forma rápida de movilización.
Seguramente, mientras se va a apreciando la excelente fotografía de esta película, es posible dejarse llevar por una historia sencilla y muy cercana, pero que nos atrapa y nos pone a pensar que tristemente somos el reflejo de un país tercermundista con una directa influencia latina.
Podrán pasar 100 años o más, y aunque podamos llevar al cabo una película que no sea en blanco y negro, que tenga algunos efectos especiales, que su calidad sea HD o que los personajes estén conectados a aparatos tecnológicos, la realidad de la clase pobre y trabajadora será básicamente la misma.
La necesidad nos puede llevar a cometer actos inconcebibles, no obstante, no es el lugar en donde vivamos, ni el gobierno que tengamos en ese momento. Ciertamente las personas que estén a nuestro alrededor pueden influir en la manera como veamos el mundo, pero realmente es nuestra capacidad como seres pensantes y recursivos la que nos limitará a tener una mentalidad de pobre o no.
Andrius La Rotta
Me parece interesante la relación que haces con la situación actual y en particular con el contexto local. Me queda faltando una conclusión que vuelva a relacionar la película con tu opinión. Se pierde en el camino el análisis de ésta. Podría ser una reflexión que retome la tesis inicial sobre cómo Ladrón de Bicicletas es una película que permanece en el tiempo por su capacidad de señalar críticamente aspectos de la realidad que todavía hoy seguimos viviendo. 4.6
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