Es el último día del año, Juan
Cristo y Francisco; padre e hijo se reúnen con el propósito de cumplir la
última petición de la madre de Francisco y esposa de Juan Cristo: tumbar la
cerca que separa los territorios de ambos hombres antes de que se termine el
plazo de diez años que estipuló en su testamento.
La Cerca es una producción
contemporánea (2005) de Rubén Mendoza cuya
historia toma lugar en el siglo pasado (años cuarenta y cincuenta), en
una época en la que se originó y consolidó al problema más conocido y
prevalente de la historia colombiana: la violencia.
El argumento entreteje episodios
del presente y las memorias del pasado utilizando como hilo los sueños y
constantes estados de fantasía de Francisco. La primera imagen que se presenta
al espectador resulta chocante al tratarse de una escena cruda dónde un Francisco
muy joven asesina a su padre sin aparente remordimiento, incluso demostrando
satisfacción, la escena se interrumpe cuando llega su padre a recordarle que se
cumplen diez años de la muerte de su esposa y por ende última oportunidad de
destruir la cerca para evitar que ambos predios queden en manos del gobierno.
Aunque en principio esta reunión
toma el tono de una oferta de paz, los diálogos subsecuentes no esconden la
tensión negativa entre ambos personajes, en particular el odio y resentimiento de
Francisco hacia Juan Cristo quien a lo largo de ese día reprocha y cuestiona
constantemente las acciones violentas y crueles que su padre cometió en el
pasado al otro lado de la cerca, incluso llegando a confesarle y narrarle de
forma explícita las fantasías donde lo asesina.
El filme culmina al final del
mismo día en el que empezó, en la noche de año nuevo, en los últimos minutos
del plazo de diez años y justo al lado de aquella cerca, las fantasías de
Francisco se materializan al fin, hace realidad el sueño de matar a su padre y
cumple el último deseo de madre: quitar la cerca.
Esta es una historia que deja
cierto sinsabor por tratarse de un evento paradójico, la cerca no es solo un
elemento que separa físicamente a Francisco de su padre y todas las cosas horribles
que pasaron de ese lado, la cerca es un mecanismo de defensa, es un marco que
mantiene encerrados los impulsos crueles y sanguinarios que constantemente
cruzan por su mente, que, aunque evitan que actúe como el monstruo que alguna
vez fue Juan Cristo, lo aliena y atormenta. Irónicamente la forma que encontró
Francisco de liberarse de aquel tormento fue tomando el papel de un personaje
que repudió toda su vida: un asesino.
El sinsabor se extiende más allá de
los hechos que vivieron los personajes de esta historia no tan ficticia, el
sinsabor está en saber que hay muchos como Francisco en Colombia, es más que el
mismo Francisco es una metáfora de lo que es Colombia, un país que después de
muchos años no se recupera de todas las cosas terribles que ha presenciado y que
parece tener en su código genético una tendencia a la violencia.
Por Karen Juliana Espitia.
Revisada. Muy buena reseña!
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